MEDITACIONES DE ORACIÓN Y ESPERANZA

Los devocionales y estudios publicados en esta página han sido autorizados por Ministerios en Contacto.  Si deseas conocer más sobre su Ministerio, puedes visitar su Sitio en Internet:   https://www.encontacto.org/

Enfrentar con fe los desafíos

Autor: Charles Stanley

JOSUÉ 1.1-9

Después de la muerte de Moisés, Dios le dio a Josué la difícil tarea de introducir a los israelitas a la Tierra Prometida, pero también le dio instrucciones precisas sobre cómo lograrlo. Con cada orden, el Señor daba una promesa y predecía el resultado. La tarea de Josué era mantenerse enfocado en Dios, no en la dificultad del reto.

Pasa este Jordán —te he dado la tierra (vv. 2-4). A los ojos de Dios, lo que Él prometió ya ha sucedido, aun antes de que demos el primer paso.

Esfuérzate y sé valiente —no te dejaré, ni te desampararé (vv. 5-7). Ninguna tarea es irrealizable cuando Dios está de nuestro lado.

Cuida de obedecer mi Palabra —entonces serás prosperado en todo lo que emprendas (v. 7). El Señor mide el éxito en términos de obediencia a su voluntad. Siempre nos irá bien en lo espiritual y eterno si obedecemos sus instrucciones.

Medita en las Sagradas Escrituras —y harás prosperar tu camino (v. 8). Pensar bíblicamente nos mantiene en el camino correcto para lograr lo que Dios nos ha llamado a hacer; esa es verdadera prosperidad.

No temas —yo estaré contigo dondequiera que vayas (v. 9). Cuando realmente creemos esto, nuestra confianza en el Señor nos permite andar audazmente por fe en medio de situaciones humanamente muy difíciles.

Cuando Dios ponga un reto delante de usted, no emprenda la retirada ni trate de evitarlo. Las mismas órdenes y promesas que dio a Josué también se aplican a usted. Si mantiene su mirada centrada en Dios y obedece sus instrucciones, el Señor le llevará a tener una relación más profunda con Él.


Dios actúa a favor de quienes esperan en Él.

Por Charles Stanley

¿Qué es aquello que usted ha estado esperando? ¿Qué promesa del Señor anhela ver cumplida? Es posible que cada día se despierte con la esperanza de tener una buena noticia sobre su situación. Pero cuando no la recibe, o se da cuenta de que la espera podrá ser larga, puede sentirse frustrado y desalentado.

Si esto es lo que está experimentando ahora mismo, entonces está enfrentando una de las lecciones más difíciles en la vida del cristiano, que tendrá usted que enfrentar una y otra vez a lo largo de su vida. Aprender a esperar en Dios es un reto, pero es absolutamente necesario para su fe y su relación con el Padre. ¿Lo conoce usted lo suficientemente bien como para confiar en Él? ¿Es suficientemente fuerte su confianza en el carácter de Dios como para soportar, no importa el mucho tiempo que tenga que esperar la bendición? Usted sabrá, por medio de la prueba, si su corazón le pertenece o no realmente a Él, o si en realidad está puesto en lo que el Señor puede hacer por usted.

Cobre ánimo sabiendo que, mientras espera, el Señor está obrando en bien suyo de una manera que superará todas sus expectativas (2 Co 4.16-18; Ef 3.20, 21). El conocimiento que Él tiene de usted y de su situación es absolutamente perfecto, y Dios nunca ha dejado de cumplir ninguna de sus promesas (Jos 21.45). Por tanto, puede confiar en que Él le dará lo mejor que tiene para su vida. Tenga fe en su tiempo absolutamente perfecto. Usted recibirá lo que anhela su corazón, no sólo cuando su respuesta esté perfectamente preparada para usted, sino además cuando esté realmente preparado para recibirla (Sal 37.4).

DE RODILLAS ANTE LA ADVERSIDAD

Por Charles Stanley

Hay pruebas en la vida que reconocemos de inmediato como muy grandes y muy difíciles de enfrentar por nosotros mismos. Están más allá de nuestros recursos y de nuestro ámbito de influencia, amenazando con consumir las cosas que son más importantes para nosotros. El Padre celestial permite estas luchas para sacudir nuestra confianza y enseñarnos que "no es [nuestra] la guerra, sino de Dios" (2 Cr 20.15). Él sabe que es solo cuando vemos su carácter fiel y su dirección en nuestros mayores retos, que aprendemos a confiar en Él en todos los aspectos de nuestra vida.

¿Está usted enfrentando un conflicto que parece llevar todas las de perder? ¿Está con el corazón destrozado por las acusaciones de alguien, o aplastado por el peso de sus cargas? Su estrategia de combate debe comenzar y terminar de rodillas, y percatarse de que Dios está en control de su situación. Él se encargará de todo, si usted se humilla y le obedece. Pero no debe dejar que sus sentimientos y los detalles de sus problemas le desenfoquen. Por el contrario, enfóquese en Él y en lo que es capaz de enseñarle. Entréguese por completo al Señor, y deposite en Él sus luchas, porque sin duda descubrirá que el Señor es fiel para llevarle a la victoria.

Lea Salmo 20 y 91, y vea cómo otros confiaron en Dios y alcanzaron la victoria en Él.

Pónganse de rodillas ante el Señor y manifieste su confianza en la capacidad que Él tiene para manejar la batalla que usted está enfrentando. Después, exprese su agradecimiento por su ayuda y su dirección.

El alto costo de no orar

Autor: Charles Stanley

Isaias 40.28-31

El Padre celestial quiere que sus hijos hablen con Él. Jesús ha extendido una invitación para que hablemos con Dios de lo que sea. Él dijo que si tenemos una necesidad, pidamos; si buscamos respuestas, las tendremos; y si queremos que se abran oportunidades, toquemos y Él responderá (Mt 7.7, 8). Aun así, hay creyentes que no se comunican con el Señor, excepto en las emergencias. Descuidar la oración es costoso para el bienestar de la persona. Quienes no sacan tiempo para Dios cada día, están en una pendiente resbalosa. Se deslizan hacia el agotamiento, el desánimo y las dudas, para caer en una situación que daña su testimonio.

Ciertas situaciones exigen un precio emocional, físico y espiritual —que llamaremos cargas. Esto puede agotarnos si tratamos de soportarlas solos. Pero Dios no quiere que tengamos ese peso sobre nuestros hombros. En efecto, la Biblia manda que esas cargas sean puestas en el Señor (Sal 55.22). "Bendito sea el Señor… que día tras día sobrelleva nuestras cargas", clama David en Salmo 68.19 (NVI). Recuerde que Él está haciendo todo el trabajo para dar un giro a sus circunstancias. Por tanto, no hay necesidad de que usted siga llevando esa carga.

Arrastrar preocupaciones y ansiedades es agotador, porque no estamos hechos para tales cargas. En el plan de Dios, su fuerza llena por completo al creyente. Imagine los hombros de Jesús sobre los suyos cargando con sus problemas. La carga la sentirá felizmente más liviana si se la entrega al Señor.

La oración centrada en Dios

Autor: Charles Stanley

2 Crónicas 20:1-18

Alguien me preguntó una vez si yo me había escuchado orar a mí mismo. Como nunca lo había hecho, decidí grabar mi voz mientras oraba por algo que me tenía muy preocupado. Después de escuchar la grabación, pensé: "Señor, creo que yo tampoco respondería una oración así". Estaba llena de descripciones negativas de la gravedad de la situación, y de lo deprimido que me sentía.

Después de encontrarse repentinamente en una situación terrible, Josafat optó por una estrategia diferente: buscó al Señor por medio de la oración centrada en Él. En vez de venir al Padre celestial con una actitud de "¡ay, pobre de mí!", comenzó por enfocarse en el poder y la soberanía del Señor (v. 6), en su fidelidad del pasado para con Judá (vv. 7, 8), y en su promesa de oír y salvarlos (v. 9). Solo después de fortalecer su fe por medio de estos recordatorios de la suficiencia de Dios, hizo su petición (vv. 10-12).

Josafat terminó su oración con las palabras: "no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos" (v. 12). Hay una gran sabiduría en esperar la dirección del Señor, y mantenernos enfocados en Él. Esto no solo fortalece nuestra fe, sino que también nos permite ver su respuesta. Los ojos que están fijos en la imposibilidad de una situación, rara vez distinguen la dirección de Dios y su intervención a nuestro favor.

Al orar, decidimos o magnificar al Señor o agrandar nuestra dificultad. ¿Se concentra usted en la fidelidad de Dios todopoderoso, o en lo abrumador del problema y los sentimientos negativos? Mantengamos nuestros ojos en Él, y esperemos con confianza total hasta que veamos las cosas grandiosas que hará por nosotros

DIOS TIENE EL CONTROL

Autor: Charles Stanley

Ah, Señor mi Dios! Tú, con tu gran fuerza y tu brazo poderoso, has hecho los cielos y la tierra. Para ti no hay nada imposible.   Jeremias 32:17

Durante uno de los períodos más difíciles de mi vida, me sentaba junto al fuego con un buen amigo y me desahogaba. Debido a que él sabía cómo escucharme, podía intuir cuándo me sentía desanimado, y me recordaba que Dios tenía el control. Esta verdad se convirtió en un ancla para mi vida; sin importar lo intenso de la adversidad, hallaba consuelo al recordar que mi Padre celestial era soberano.

El Señor tiene total y supremo poder, control y autoridad sobre el universo y todo lo que hay en él. La Escritura dice que hay "un Dios y Padre de todos, el cual está sobre todos, y por todos, y en todos" (Ef 4.6).

Piense en la confianza que da esta verdad a los creyentes.

Primero, si Dios lo creó todo y tiene poder absoluto sobre todo, entonces nada puede suceder sin su dirección y permiso.

Segundo, sabemos por las Sagradas Escrituras que Él está íntimamente involucrado en nuestra vida, y que se interesa por los detalles de cada día.

Tercero, Romanos 8.28 garantiza que Él hace algo hermoso para sus hijos en cada circunstancia, aun en situaciones que parecen malas y dolorosas.

Si nuestro Padre misericordioso nos protege de esta manera, podemos tener paz en el presente y confianza en cuanto al futuro.

En tiempos de sufrimiento, ¿cómo ve usted a Dios? Particularmente en las adversidades y congojas, es importante recordar que Él tiene el control. Enfocarse en su soberanía le dará la confianza para seguir adelante. Lea otra vez el pasaje de hoy, enfocando su atención en el poder, el amor, y la capacidad del Padre celestial.

DIOS EN LAS PRUEBAS

Por Charles Stanley

GÉNESIS 39.1-23

La vida de José enseña principios importantes en cuanto a los tiempos difíciles:

1. Las dificultades continuarán hasta que el propósito de Dios se cumpla. En el caso de José, el plan de Dios era prepararlo para que salvara a su familia y también a Egipto de la hambruna. Con el fin de preparar a José para una posición de autoridad y responsabilidad, Dios lo puso en una casa importante de Egipto como esclavo. Allí, en circunstancias difíciles, José pudo aprender lecciones que necesitaría para el futuro. No solo adquirió capacidades valiosas, sino que también su fe y su relación con el Señor se fortalecieron.

2. Aprendemos más en la oscuridad que en la luz. Además de descubrir la fidelidad del Señor, José aprendió a discernir la presencia de Dios, rechazar la tentación y aceptar cualquier posición, ya fuera distinguida o humilde. Las lecciones y los preceptos bíblicos se vuelven "nuestros" solo después de que se hacen reales en nuestras vidas.

Nadie está buscando adversidades, pero los tiempos difíciles parecen llegar con bastante frecuencia. En vez de temer a las circunstancias difíciles, podemos confiar en Dios y adoptar su plan, sabiendo que Él usa las pruebas para su gloria y nuestro beneficio.

LA PRESENCIA DE DIOS

Por Charles Stanley

Jeremías 1.6-10

¿Cuándo fue la última vez que usted sintió la presencia de Dios? ¿Cuándo fue la última vez que tuvo la convicción real, y no solamente intelectual, de que Dios estaba morando en usted de una manera personal?

Si usted es como muchos creyentes hoy, es posible que haya pasado mucho tiempo desde que realmente sintió su presencia. Muchas personas viven cada día sin tener una verdadera percepción de la cercanía de Dios.

Vemos en la Biblia, que cuando Dios llamaba a alguien a su servicio, lo primero que Él hacía era recordar a esa persona su presencia permanente. Vemos ejemplos de esto en las historias de Moisés (Ex 3.11, 12), Josué (Jos 1.1-9), Gedeón (Jue 6.12) y Jeremías (Jer 1.6-8), para nombrar apenas a unos pocos. Todas las veces que Dios llamó a la acción a uno de sus siervos, su mensaje fue: "Puedes ser fuerte y valiente porque yo estoy contigo. Tendrás la victoria, no por tus habilidades, tu fuerza, tu destreza, tu armadura, tus dones o tu dedicación; será absolutamente por mi presencia. Puedes ser fuerte porque yo seré fuerte en y a través de ti".

El Señor aseguraba su presencia una y otra vez a sus seguidores, para que pudieran recordar la razón por la que podían tener confianza. Y Él quiere hacer lo mismo con usted.

El Señor sabe lo difícil que puede ser la vida, y está consciente de los detalles de todas las luchas que usted enfrentará. Como creyentes en Jesucristo podemos tener la confianza de que nuestro Padre celestial cumplirá su Palabra. Él está ahora mismo con nosotros, y lo estará siempre (He 13.5, 6).

LA PRIORIDAD NUMERO UNO

Por Charles Stanley

LUCAS 10.38-42  

Cuando se dirigía a Jerusalén, Jesús se detuvo en Betania para pasar un tiempo con unos amigos a los que amaba —Lázaro y sus dos hermanas. Mientras Marta corría de un sitio para otro ocupándose de la comida, María estaba sentada escuchando al Señor.

En aquella época, la cultura dictaba que una mujer sirviera a los hombres en la casa. Al descansar a los pies de Jesús, María estaba desafiando las normas de su sociedad. Pero ésta era una mujer a la que le interesaba más su Señor, que hacer lo que era culturalmente apropiado. Cuando Marta se quejó, Jesús le dijo gentilmente que su hermana había tomado la decisión correcta. La prioridad número uno era pasar tiempo con Él.

Lo que era cierto para María y Marta, también lo es para nosotros hoy. Todo creyente necesita apartar tiempo para pasarlo diariamente con Dios. Hacerlo demuestra lo mucho que valoramos nuestra relación con Él, ya que las personas con las que pasamos más tiempo son las que más amamos.

Muchas veces, los creyentes se disculpan diciendo que están demasiado ocupados. Nos decimos a nosotros mismos: Solo necesito terminar unas pocas cosas, y después oraré y leeré la Biblia, pero siempre parece haber una nueva tarea que reemplaza a la ya terminada. Tenemos que decidir apartar tiempo para el Señor.  Puede ser difícil alterar nuestra agenda para dar a Dios el lugar que le corresponde. Pero ninguna otra relación en la vida se iguala a lo que tenemos en el Señor cuando hacemos de Él nuestra prioridad absoluta.

Fuerte y firme por la oración

Por: Charles Stanley

NEHEMÍAS 1.1-11

Nehemías era un hombre que vivía sobre sus rodillas. Cada vez que necesitaba orientación, fuerzas, ayuda o protección, su primera respuesta era la oración. Por su humilde dependencia de Dios, Él pudo usarlo poderosamente para llevar a cabo sus propósitos.

Para seguir el ejemplo de Nehemías, de dependencia en la oración, debemos primero reconocer a Dios como el Soberano del universo (v.5). Aunque Él es nuestro Padre tierno y Amigo fiel, no debemos olvidar que es también nuestro sublime y exaltado Creador cuya santidad está más allá de nuestra comprensión. Nunca pensemos en Dios como "el de allá arriba", ni vengamos a su presencia de una manera frívola.

Nehemías respetaba la avasallante santidad de Dios, y por eso se acercaba a Él con confesión, reconociendo su pecado, el de su padre y el de Israel (vv. 6, 7). No podemos ocultar, negar o recrearnos en el pecado, y esperar que el Señor escuche y responda nuestras oraciones. La pureza de corazón y el poder de Dios están unidos. Necesitamos la sensibilidad para reconocer cuándo nos hemos desviado, y la disposición para encarar de inmediato al pecado.

La razón por la que Nehemías se mantenía tan fuerte y tan firme, no se debía a sus capacidades naturales, sino a una relación de dependencia del Señor mediante la oración.

No se apresure a enfrentar el día sin apartar tiempo para entrar en el trono de Dios para buscar su dirección.

LA ORACION, LO MAS PRODUCTIVO QUE PODEMOS HACER

Por Charles Stanley

Quince razones que demuestran que la oración es la mejor manera de ahorrarnos tiempo en la vida, y es siempre lo más productivo que podemos hacer.

1. Cuando se presentan emergencias, podemos recibir dirección clara y oportuna del Señor por medio de la oración, lo cual elimina cualquier confusión.

2. Al conversar con el Padre, Él puede evitar que tomemos decisiones equivocadas, que podrían tener consecuencias negativas a largo plazo, o que nos causen demoras costosas.

3. Por medio de la íntima comunión con el Salvador, la preocupación, la ansiedad y la irritación pueden ser eliminadas, porque crecemos en nuestra confianza en cuanto al carácter de Dios.

4. Incluso, si por ignorancia empezamos a andar por el camino equivocado, Dios puede regresarnos al camino correcto cuando pasamos tiempo en su presencia y escuchando su voz.

5. Nuestra relación cada vez mayor con el Padre celestial produce una sensación de paz, porque disfrutamos de su comprensión perfecta, y de su guía infalible.

6. La oración invita al Señor a nuestras actividades diarias, permitiéndole a Él hacernos productivos.

7. Escuchar a Dios nos da confianza, y puede hacer que nuestras decisiones sean más gratas, porque estamos haciendo lo que Él nos llamó a hacer.

8. Pasar tiempo con Dios agudiza nuestro discernimiento, y ayuda a no desperdiciar las oportunidades.

9. Recibimos perspectiva del Señor en cuanto a nuestras circunstancias, para ver lo que está sucediendo realmente, más allá de la superficie.

10. Nuestra comunión con el Padre nos da energía, permitiéndonos realizar las cosas grandes que Él nos llama a hacer.

11. Concentrarse en el Señor evita que seamos distraídos por cosas vanas.

12. El Espíritu Santo nos recuerda la necesidad de poner en acción las decisiones y las actividades importantes que podemos olvidar o considerar, erróneamente, insignificantes.

13. Permanecer en la presencia de Dios evita que caigamos en el desánimo, porque Él siempre nos llena de esperanza.

14. Permanecer en constante comunicación con el Padre nos muestra puertas abiertas de oportunidades que no habríamos visto de otra manera.

15. Someter nuestros caminos al Señor por medio de la oración, nos ayuda a discernir la diferencia que hay entre estar ocupados todo el tiempo, y la productividad verdadera.

El Salmo 90.12 dice: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría". Dios es Aquel que nos enseña la importancia del tiempo y la forma más práctica de invertirlo. Si usted está luchando con la realidad de los días que han pasado, por una agenda sobrecargada, o por los objetivos no cumplidos, recuerde que Dios puede enseñarle cómo redimir el tiempo (Ef 5.15, 16), haciendo que todos los momentos de su vida sean lo más productivos y significativos posible.

LA ORACIÓN AHORRA TIEMPO

Por Charles Stanley

Salmo 143.5-12

¿En qué piensa usted cuando se despierta? ¿Se enfocan sus pensamientos en el día que tiene por delante, o se centran en el Señor? Aunque la mayoría de nosotros tiene una vida ocupada que consume gran parte de nuestra atención y nuestro tiempo, lo más importante y lo que nos ahorra más tiempo en el día es el tiempo que pasamos a solas con Dios.

Sin embargo, muchos creyentes viven tan apresurados que no piensan que hay tiempo para el Señor. Saltan de inmediato al tráfago de la vida, y después se preguntan por qué están frustrados, confundidos e insatisfechos. Su deseo es obedecer a Dios, pero no se han detenido a recibir sus instrucciones. También hay una falta de conexión, porque han hecho caso omiso de su relación con Él. Nadie puede tener intimidad con Cristo sin una comunicación diaria con Él.

Tal vez el problema es nuestra lógica humana. Creemos que pasar tiempo leyendo la Biblia cada mañana nos quitará tiempo y productividad. Sin embargo, cuando buscamos la dirección y la sabiduría de Cristo para el día y lo invitamos a tener el control de nuestra vida, Él logrará más por medio de nosotros, que lo que podemos hacer por nosotros mismos. Él nos dará la sabiduría para tomar buenas decisiones, aumentar nuestras fuerzas y energías, y liberarnos de la ansiedad que consume nuestro tiempo.

¿Está usted demasiado ocupado para el Señor? Si es así, se está negando a sí mismo la bendición de tener una relación íntima con Cristo. Si aparta tiempo para Él, recibirá paz y gozo, guiará sus decisiones, le dará sabiduría y poder para obedecer, le volverá más productivo, y le consolará con su amor.

UNA FE PROBADA

Por Charles Stanley

1 PEDRO 1.3-9

La fe es quizás el elemento más fundamental de la vida cristiana, porque es el medio de acceso a la salvación. Nuestra fe ­o la falta de ella­ moldea nuestra vida y determina lo que nos sucederá cuando soplen los vientos de la adversidad. Algunos cristianos no pierden el equilibro, aun cuando son azotados por vientos huracanados; mientras que otros son derribados por la más mínima ráfaga.

La fe probada: Solo cuando confiamos en el Señor en medio de las llamas de la adversidad, tendremos una fe capaz de resistir. Ya no se basará en lo que otros nos han dicho o hemos aceptado como cierto, sino en nuestra experiencia directa de su fidelidad.

Para evaluar su fe, piense en cómo reacciona usted ante la adversidad. ¿Se aferra al Señor o se enoja con Él? ¿Tiene una actitud de gozo o de amargura por lo que Dios está permitiendo en su vida? Nadie puede escapar de las adversidades, pero quienes tienen una fe probada se beneficiarán de ellas.

AFERRARNOS A NUESTRA ESPERANZA

Por: Charles Stanley

Elí respondio y dijo: Vé en paz y el Dios de Israel te otorgue la petición que has hecho. Y ella dijo: Halle tu sierva gracia delante de tus ojos. Y se fue la mujer por su camino y comió y no estuvo más triste. Y levantándose de mañana, adoraron delante de Jehová. Y Elcana se llegó a Ana su mujer y JEHOVÁ SE ACORDÓ DE ELLA. 1Samuel 1:17-19.

La situación de Ana parecía irremediable. Estaba angustiada porque "Jehová no le había concedido tener hijos". Lo cual por sí solo, era un gran motivo de desgracia para una mujer hebrea. Pero Ana sufría aún más por la provocación intencional de la otra esposa de su marido, quien había sido bendecida con hijos.

Aferrarnos a nuestra esperanza puede ser difícil cuando las circunstancias son amargas y no hay señales de progreso. Para los creyentes, esto puede ser aún más desalentador, porque saben que Dios puede satisfacer sus esperanzas y remediar la situación, pero no lo ha hecho.

Ana era una mujer de gran fe, incluso en medio de su frustración y de su dolor. Año tras año seguía yendo a Silo para adorar al Señor. La perseverancia es una cualidad que Dios valora mucho en su pueblo. El aguante en las pruebas da un carácter piadoso y una esperanza que no avergüenza Ro 5.3-5: Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia y la paciencia, prueba, y la prueba esperanza y la Esperanza no avergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.

El dolor agudo muchas veces lleva al Señor. Ana había adorado fielmente a Dios en compañía de todo Israel, pero esta vez fue sola al tabernáculo para orar al Único que podía ayudarla. Con amargas lágrimas derramó su alma delante del Señor, y le ofreció el sacrificio de lo que ella más valoraba, un hijo. Puso su esperanza a sus pies, y prometió que si Dios le concedía su deseo, le daría su hijo. Aquello a que nos aferramos sólo podremos conservarlo si lo rendimos a Dios.

Aprenda del ejemplo de Ana, y derrámele su corazón a Dios. Ponga sus esperanzas delante de Él, el Único que puede satisfacer sus deseos o cambiarlos para armonizarlos con su voluntad.

Cómo ser alentados

Por Charles Stanley

SALMO 139.7-10

La mayoría de nosotros anhela tener una sensación de confianza y seguridad en esta vida. Vea si el siguiente escenario le describe a usted: Al final de su día o de su semana, se siente agotado. Sus nervios ya no aguantan más; parece estar en una temporada de pruebas, caminando pesadamente a través de valles, de aguas y de fuegos. Sabe que la Biblia dice que el Señor es omnisciente y que usa todas las cosas para bien, pero los sentimientos de aislamiento y desánimo le dejan con la duda si Él está consciente de la situación.

Si esto le suena familiar, entonces necesita recordar que usted no está transitando por esta vida solo. Nuestro amoroso Padre celestial está y ha estado con cada creyente todos y cada uno de sus días. Él viaja con nosotros lado a lado, tomando nuestra mano. Estamos caminando en la presencia del Dios viviente, cuyo Espíritu mora con y en nosotros (Jn 14.16, 17).

No importa en qué temporada de la vida se encuentre usted, y no importa cuán larga, corta, dolorosa o fácil pueda ser esa temporada, Dios quiere que sepa que nunca está solo. Él está con usted siempre (Mt 28.20). Deje que esta verdad le sirva de aliento.

David reflexionó en cuanto a esta seguridad en el Salmo 139; comprendió que no importa dónde podamos ir, el Señor está allí con nosotros. Nunca estamos más allá del alcance de un Dios que está lleno de misericordia, benignidad y consuelo (1 Cr 16.34; 2 Co 1.3).

Recuerde que Dios es fiel y omnipresente. Usted tiene un compañero en esta vida, un amigo que es más fiel que un hermano (Pr 18.24), y Él nunca le dejará ni desamparará. Disfrute hoy un tiempo maravilloso en compañía de Él.

Busque al Señor con fervor

Por Charles Stanley

SALMO 27.4-8

Mi vida fue influenciada radicalmente por mi abuelo, quien buscaba apasionadamente al Señor. Yo quería tener esa misma clase de relación con Dios, y sabía que la única manera de que fuera así, era si yo lo buscaba con fervor. Después de todos estos años, puedo decir sinceramente que lo más emocionante de mi vida es humillar mi rostro delante de Dios en una comunión íntima.

Pero esta clase de relación no sucederá por casualidad. Requiere la decisión deliberada de volver a poner en orden nuestras prioridades, para hacer espacio a la búsqueda de Dios. La intimidad con Él no es algo que uno puede adquirir en una inspiradora conferencia de un fin de semana, no se logra leyendo un capítulo o dos de la Biblia, ni orando durante diez minutos cada día. Buscar a Dios con fervor es un compromiso tenaz que dura toda una existencia, día tras día, y año tras año.

Demasiados creyentes están satisfechos con tener una relación poco profunda con el Señor. Buscarán respuestas a la oración en momentos de sufrimiento, pero no están dispuestos a sentarse tranquilamente por un buen tiempo, solo para llegar a conocer a Dios mediante la oración y su Palabra. Sin embargo, la ocupación más importante en la vida de un cristiano, es cimentar una relación con Dios. Renunciar a esta gran bendición, es una tragedia.

Dios no necesita nada de usted, pero Él desea tener su amorosa devoción y su comunión. ¿Es eso lo que usted quiere, también? Buscar al Señor no es algo que usted puede hacer apresuradamente. Le costará tiempo y esfuerzo, pero las recompensas valdrán cualquier sacrificio.

Razones para confiar en Dios

Por Charles Stanley

HEBREOS 10.19-23

En nuestro mundo aquejado de problemas, las injusticias, los crímenes que abunda en las noticias, tenemos un Dios cuyas acciones son perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Él es el mismo "ayer, y hoy, y por los siglos" (He 13.8). Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:

Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lc 12.2, 3). Su conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni pensamiento que Él no discierna.

Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar sus propósitos (Job 42.2; Mt 19.26).

Omnipresente. La totalidad del espacio y del tiempo están al alcance de su mirada (Sal 139.7-12).

Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras oraciones.

Amoroso. Podemos también tener confianza en las intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Ro 8.28; 1 Jn 4.8).

La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo, el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2 Co 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida. ¡Aleluya!

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