ORANDO A DIOS CORRECTAMENTE

"ORANDO A DIOS CORRECTAMENTE"

(LUCAS 22:39-46)

(POR PASTOR EMILIO BANDT FAVELA)

LA ORACIÓN ES LO ÚNICO QUE PUEDE AFERRARSE AL GLORIOSO PODER DE DIOS.

• La oración, amados hermanos y amigos, es la esencia misma del cristianismo, el conducto de todas las bendiciones, la fuente de toda potencia y vigor espirituales.
• En toda situación, bajo cualquier circunstancia, en medio de todo trance, lo mejor que podemos y debemos hacer es orar.
• A veces es necesario multiplicar el tiempo de la oración, como aquel varón de Dios llamado Moisés, quien en varias ocasiones ocupó cuarenta días y cuarenta noches intercediendo por el pueblo de Israel.
• Nosotros debemos examinar la situación en que nos encontramos y apartar el tiempo de oración pertinente. Es posible que nuestra necesidad demande separar noches enteras para estar en comunión con Dios o bien, orar con mayor frecuencia durante el día. Pero, sea como fuere, orar es bueno y debemos hacerlo.
• Es sólo por medio de la oración como podemos alcanzar esa bendición tan ansiada; esa manifestación maravillosa de nuestro Dios en los corazones, en las almas de nuestros seres queridos; la solución de ese problema que nos parece tan grave; la provisión para aquella necesidad que creíamos insuperable; en fin, para toda clase de bendición, Dios ha dispuesto este recurso de gracia que es la oración.
• Lo mismo aplica para nuestra vida espiritual. Es solamente con oración que vamos a conservar el vigor que hemos menester para vencer toda tentación y toda prueba.
• En ocasiones recibimos golpes muy fuertes, como la pérdida de un ser querido, pero es con la oración como podemos salir adelante.
• Si así de beneficiosa es la oración y además, es nuestra única conexión con el Dios de amor y bondad, tenemos que insistir en que necesitamos orar correctamente.
• Nuestro pasaje nos presenta a nuestro modelo por excelencia, nuestro Señor y Salvador Jesucristo. ÉL está orando en el huerto de Getsemaní. Es una hora de extrema angustia y tristeza, pero ÉL supo dirigirse al Padre en la forma correcta.
• Meditemos juntos en este hermoso pasaje bíblico y aprendamos del Maestro el arte de orar a Dios correctamente.

1º EL LUGAR CORRECTO (22:39).

• Nuestro Salvador buscó su lugar de oración. Era el huerto de Getsemaní. Allí ÉL iba con sus discípulos a orar frecuentemente. Era su cámara de oración.
• ¿Por qué Judas Iscariote, si salió durante la Cena de la Pascua, supo donde estaba Jesús? Porque pensó: Si ya no está en el aposento alto, entonces debe estar en su lugar de oración e inmediatamente dirigió allá a la turba para prender a Jesús.
• Dice la Santa Escritura: "Y también Judas, el que le entregaba, conocía aquel lugar, porque muchas veces Jesús se había reunido allí con sus discípulos" (Juan 18:2).
• La primera lección que nuestro Maestro nos da aquí es que cada uno de nosotros debe tener su cámara de oración, su lugar especial para la comunión con el Padre.
• En sus enseñanzas del Sermón del Monte, nuestro Señor dijo: "Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (Mateo 6:6).
• A ese lugar el Padre no llega, sino que ya aguarda a que nosotros lleguemos.
• ¿Tiene usted su lugar especial de oración?

2º EL MOTIVO CORRECTO (22:40).

• El motivo correcto de la oración es pedir fortaleza para no entrar en tentación.
• La oración es el único antídoto contra la tentación.
• Los cristianos sabemos que existen: (1) Pruebas, son hechas por Dios y son para fortalecernos en nuestra fe y acercarnos más a ÉL. (2) Tentaciones, son hechas por el diablo y son para debilitarnos en la fe para alejarnos de Dios. (3) Tribulaciones, son hechas por nuestros semejantes y son para trastabillarnos en la fe para que dejemos de confiar en Dios, y (4) Conflictos, son hechos por nosotros mismos y son para tropezar en la fe para que dejemos de servir a Dios.
• Pues la oración es para ayudarnos a salir más que victoriosos de todas estas cosas.
• Nuestro Señor enseñó en ese momento: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil" (Mateo 26:41).
• Cuando uno se siente desanimado, frustrado, decepcionado, es cuando más debe orar. Si es posible dedicar hasta una hora seguidita de oración cada día.

3º LA POSICIÓN CORRECTA (22:41).

• Según nuestro Maestro la posición correcta para orar es poniéndose de rodillas.
• Creo que es la forma más reverente de orar.
• Sin embargo, no podemos exigir a todo creyente que se arrodille, porque quizá para muchos es prácticamente imposible hacerlo.
• Moisés oraba de pie y con los brazos levantados al cielo (Éxodo 17:11); David lo hacía acostado boca abajo en el piso con los brazos abiertos (2 Samuel 12:16-17); El que no sabe si estaba de pie, de cabeza, arrodillado o acostado, fue Jonás dentro del vientre del gran pez. Lo único que sí sabe es que oró con todas sus fuerzas.
• Sin embargo, si podemos hacerlo, pongámonos sobre nuestras rodillas cada vez que entablemos esa maravillosa conversación con el Ser Supremo, el Altísimo.
• De rodillas oraba el rey Salomón (1 Reyes 8:54). Y así también oró nuestro Señor Jesucristo en aquella hora de terrible angustia.
• La enseñanza aquí es el deber de postrarnos ante el Padre. Nuestro Salvador se postró ante ÉL y fue escuchado.

4º EL DESTINATARIO CORRECTO (22:42a).

• Toda oración debe ser dirigida al Padre Celestial. En ninguna parte de la Biblia se enseña a orar al Espíritu Santo o al mismo Jesucristo.
• ÉL enseñó: "Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro..." (Mateo 6:9).
• También es importante observar que el Señor se dirige al Padre de la forma más reverente. Yerran con grande yerro, los buenos hermanos que predican que a Dios hay que gritarle, hay que demandarle cumpla sus promesas. ¡No! Como Dios es el Padre, debemos dirigirnos a ÉL con la máxima reverencia razonando con Quién estamos hablando. Es una completa irreverencia y hasta grosería bostezar y aún hacerlo ruidosamente cuando alguien nos dirige en oración.
• No estamos conversando con el vecino, sino con el Dios Santísimo.

5º LA PETICIÓN CORRECTA (22:42b).

• Por copa, Jesús se refiere a los sufrimientos indecibles que le sobrevendrían.
• No ha habido, ni habrá, padecimiento como el que soportó nuestro Señor y no solo físicamente, sino más aun, espiritual y moralmente.
• A esa amarga experiencia el Señor aplicó la oración presentando a su Amoroso Padre su humilde petición. "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya".
• Observemos la suma reverencia con que presenta su ruego: "Si quieres". Jesús no exigió, no reclamó, no demandó, no requirió, no amenazó ni emplazó al Padre que fuera contestada su petición, sino con temor reverente presentó su ruego.
• Así, traigamos todas nuestras congojas, problemas, dificultades, al Padre. Él oirá.

6º EL FORTALECIMIENTO CORRECTO (22:43).

• No sabemos de qué manera el ángel enviado por Dios le confortaría.
• Pero aquí tenemos la enseñanza de que de alguna manera, mientras oramos y aun mientras esperamos, el Señor nos dará de su fortaleza.
• Sigamos orando, y llegará el momento de la respuesta. Como bien dice el salmista: "Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón" (Salmo 37:4).

7º LA INTENSIDAD CORRECTA (22:44-46).

• El Señor mientras más agonía sentía, más intensamente oraba.
• La oración debe ser proporcional a nuestra necesidad. Hay quienes dicen: -Con una oración basta. Si Dios me va a contestar no necesita que yo esté muele y muele con lo mismo. Al final de cuentas se hace lo que ÉL dispone.
• Pero no, mis amados hermanos, Dios nos invita a orar sin cesar. Nuestro Señor inyectó intensidad a la oración. Era necesario, era una hora de horrible aflicción.
• Nosotros también adicionemos a nuestra oración la intensidad correcta. Amados, lo mejor que podemos hacer en nuestras congojas es orar. ¡Decidamos hacerlo!
• ¡Que el Señor encamine nuestro corazón a orar a Dios correctamente y veamos los resultados! ¡Así sea! ¡Amén!