NUEVAS FUERZAS

03.11.2022

"NUEVAS FUERZAS"

(ISAÍAS 40:28-31)

(POR EL PASTOR EMILIO BANDT FAVELA)

SÓLO DE DIOS PROVIENE LA VERDADERA FORTALEZA.

  • Casi en todas partes aparecen los hombres fuertes. En la Biblia tenemos a Sansón, hombre distinguido por su enorme fuerza capaz de destazar vivo a un león. La mitología griega tiene a Heracles, a quien los romanos llamaron Hércules, personaje notable por su gran fuerza que pudo desviar con sus manos el cauce de dos ríos. En las caricaturas tenemos a Popeye, ese personaje marinero que nació en 1929 y que en cada situación difícil toma enorme fuerza al comer sus espinacas. & Lo que se nos quiere decir es que en toda contienda la victoria ha sido, es y será de los más fuertes. Por esto, si nosotros como cristianos queremos ser más que vencedores, seguir adelante en la lucha, hemos de fortalecernos adecuadamente, pero sepamos primero, que la verdadera fortaleza proviene solamente de Dios.
  • La Biblia nos enseña que tenemos una gran guerra: "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes" (Efesios 6:12). Por esto, el apóstol Pablo exhorta con firmeza: "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza" (Efesios 6:10).
  • En estos tiempos difíciles es cuando el cristianismo debe robustecerse, debe ser de mayor influencia en su comunidad, debe mirar hacia delante, debe tener metas superiores, debe redoblar sus esfuerzos en todos sus ministerios.
  • El cristianismo de hoy no debe desfallecer, no debe mostrarse cansado y sin vigor, no debe claudicar, no debe replegarse, no debe dar marcha atrás.
  • Por esto, conviene que renovemos nuestras fuerzas.
  • Meditemos juntos en este pasaje cargado de fortaleza espiritual.

1º LAS NUEVAS FUERZAS PROVIENEN DE LO QUE DIOS ES (40:28).

  • El libro del profeta Isaías es como una pequeña Biblia. Contiene exactamente sesenta y seis libros. Los primeros treinta y nueve presentan un panorama triste y desolador donde los judíos enfrentarían días devastadores. Sufrirían un cautiverio y vivirían setenta años en el exilio. Bajo esa experiencia se hundirían emocional y espiritualmente. Pero precisamente a partir del capítulo cuarenta y hasta el sesenta y seis, el profeta cambia su predicación a un mensaje de aliento, de amor, de Esperanza, de consolación, de fortalecimiento espiritual.
  • Lo primero que dice Isaías en sus palabras de ánimo es que las nuevas fuerzas que necesitamos no se encuentran centrándose en la situación humana, sino en la capacidad divina.
  • ¿Puede Dios con nuestros problemas? ¡Por supuesto! ¡Claro que sí! Esto es lo primero que debemos de saber y siempre recordar. Isaías nos hace dos preguntas que nos obligan a no olvidar lo que Dios es para nosotros: (1) ¿No has sabido? Como si nos dijera ¿No has tenido ninguna experiencia con Dios que te diga que ÉL puede sacarte más que victorioso de cualquier situación? (2) ¿No has leído? Como si nos cuestionara que nunca hemos leído en las Sagradas Escrituras que Dios tiene el poder y la capacidad de resolver aún la más difícil circunstancia.
  • Enseguida, el profeta nos presenta cuatro atributos de Dios que son las piedras fundamentales de nuestra vida cristiana:
  • (1) La eternidad de Dios. Dios es desde la eternidad y hasta la eternidad. Para Dios, principio, consecución y fin no son tres tiempos, sino uno solo. No son tres fases, primero una, luego la otra y finalmente la última; sino las tres a la vez, como una sola ocasión simultánea. Nuestro Dios tiene vida en sí mismo y existencia propia. Su existir es completo e interminable. Dios no está sujeto al tiempo ni al espacio, esos elementos no son aplicables para ÉL. Las preguntas ¿Cuándo nació Dios? ¿De dónde surgió? ¿Qué edad tiene? No tienen razón de ser. Nuestro Señor no es más viejo hoy que hace un año, porque la eternidad más un año no es más que la eternidad.
  • (2) El poder de Dios. Todos los escritores bíblicos hablan del poder de Dios y siempre lo hacen refiriendo su maravillosa creación. Isaías dice que nuestro Señor hizo los confines de la tierra y para ello se necesita poder, mucho poder.

Y es que en verdad, la creación habla por sí misma del gran poder de Dios. David dice en uno de sus salmos: "Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1). El apóstol Pablo también habla sobre el gran poder creador del Señor: "Porque las cosas invisibles de ÉL, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa" (Romanos 1:20).

  • (3) La energía de Dios. Nuestro Dios es inagotable. ÉL no es capaz de fatigarse o debilitarse. No hay disminución en la energía divina. Su vitalidad divina nunca mengua. Dios nunca pierde su fortaleza, su fuerza, su energía. Volvemos a echar mano de los salmos para ilustrar esta verdad: "... Ni se dormirá el que te guarda. He aquí, no se adormecerá ni dormirá El que guarda a Israel" (Salmo 121:3-4).
  • (4) La infinitud de Dios. Su entendimiento es insondable. Su conocimiento y su mente son inescrutables. No se puede investigar ni explorar la mente de Dios. Pablo escribe: "¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas.

A él sea la gloria por los siglos. Amén" (Romanos 11:33-36).

  • Ahora bien ¿Cómo me pueden ayudar estos cuatro atributos de Dios?
  • Éstos, al igual que todas las otras perfecciones de nuestro amoroso Padre son para nuestro bien. Con estos atributos Dios nos ayudará en nuestra necesidad. Su eternidad puede ayudarnos en nuestra transitoriedad; su poder en nuestra flaqueza; su energía en nuestra debilidad; su infinitud en nuestra limitación.
  • Lo que el profeta quiere es que veamos el tremendo contraste entre la posibilidad divina y la ineficiencia humana. Al darnos cuenta de nuestra incompetencia, entran entonces en acción la capacidad y eficacia de Dios.
  • Venga lo que venga, suceda lo que suceda, echemos mano de las virtudes de Dios para ser verdaderamente fuertes y así enfrentar y vencer todas las vicisitudes.

LAS NUEVAS FUERZAS SIGUEN EN LO QUE DIOS HACE (40:29-30).

  • Al señalarse al cansado, al que no tiene fuerza ninguna, al que se fatiga y se cansa y al que flaquea y cae, se está indicando la realidad de que necesitamos fortaleza.
  • Dios es la Única fuente de fortaleza. Sólo ÉL puede dar fuerza a los cansados.
  • Si nosotros hemos de tener la fuerza suficiente para vencer a nuestros enemigos como son el diablo, el mundo y nuestra propia naturaleza pecaminosa, esa fuerza interior sólo proviene de Dios.
  • Por eso así oraba Nehemías: "... Ahora, pues, oh Dios, fortalece tú mis manos" (Nehemías 6:9). Por otro lado, el apóstol Pablo decía que vencería todos los obstáculos debido a la fuerza que el Señor le daba. Él escribió: "Todo lo puedo en Cristo que me fortalece" (Filipenses 4:13).
  • El profeta indica también que todos necesitamos de la fortaleza de Dios. Aún los más selectos de nosotros o los más aptos, o los más experimentados, o los más sabios, todos necesitamos de la ayuda del Señor. Aún los más jóvenes o los más muchachos de entre nosotros, tropezarán y se agotarán y tarde o temprano necesitarán de la ayuda de Jehová.
  • Pero Dios es la fuente de toda fortaleza. El mismo Isaías dice en otro pasaje: "Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor está la fortaleza de los siglos" (Isaías 26:4). Sí. Dios multiplica abundantemente la fuerza a los débiles, a los que no tienen vigor y a los que desfallecen.

LAS NUEVAS FUERZAS CULMINAN EN LO QUE DIOS LOGRA (40:31)

  • Cuatro son los resultados que Dios logra en quienes esperan en ÉL: (1) Tendrán nuevas fuerzas. (2) Levantarán alas como las águilas. (3) No se cansarán. (4) No se fatigarán. Tener nuevas fuerzas significa hacer un trueque de nuestro desgaste por su fuerza, nuestra debilidad por su poder, nuestro desánimo por su aliento.
  • Levantar alas como de águila significa volar hacia lo más alto. No conformarnos con lo bajo, sino ir mucho más allá de las nubes, teniendo el mismo lema de las águilas: ser superior a todas las cosas. No cansarse, no fatigarse no significa que nunca jamás se acabará nuestra energía física, sino quiere decir que Dios aplicará sus suficientes recursos para librarnos del desfallecimiento.
  • ¡Dios encamine nuestro corazón para que, tomados de la mano del Señor, nunca claudiquemos en nuestro camino cristiano! ¡Así sea! ¡Amén!

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