LA ORACION VENCE TODA ADVERSIDAD

28.03.2022

"LA ORACIÓN VENCE TODA ADVERSIDAD"

(ÉXODO 17:8-16)

POR EL PASTOR EMILIO BANDT

LA ORACIÓN ES LA MEJOR ESTRATEGIA PARA VENCER AL ENEMIGO.

Todos nosotros hemos enfrentado adversidades. Algunas de ellas han sido chicas otras muy grandes y otras demasiado grandes; pero de todas ellas nos ha librado el Señor. Quizá debemos unirnos al apóstol Pablo para decir: "Persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioquía, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Señor" (2 Timoteo 3:11).

Israel está enfrentando a un gran enemigo: Amalec. Este pueblo era un fiero morador del desierto, era la principal de las naciones canaanitas. Eran salteadores y robadores que tenían controlada la región de Cades y en esta ocasión estaban atacando a Israel por la retaguardia (Deuteronomio 25:17-18).

Sin embargo, fue vencido por el pueblo de Dios. Moisés escogió la mejor estrategia para derrotarlos: La oración.

Veamos las condiciones que debemos cumplir para afirmar que la oración vence toda adversidad.

LA ORACIÓN DEBE SER LO PRIMERO (17:8-9).

Es cierto que Israel pelearía cuerpo a cuerpo con los amalecitas. Pero antes que empezara la batalla ya Moisés estaba en la cumbre del collado orando.

Antes de la lucha es la oración; antes de la toma de decisiones es la oración; antes de hablar para aclarar las cosas es la oración; antes del médico es la oración; antes de la orientación a los hijos es la oración; antes de la reconciliación es la oración; antes de la plática difícil con el esposo es la oración; antes de hablar al corazón endurecido del hijo o la hija es la oración.

Quizá por eso, nuestro Señor Jesucristo oraba desde muy temprano cada mañana: "Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba" (Marcos 1:35).

El profeta Isaías nos comparte su testimonio personal: "Con mi alma te he deseado en la noche, y en tanto que me dure el espíritu dentro de mí, madrugaré a buscarte..." (Isaías 26:9).

Así como Moisés, antes que empiece el día y sus afanes y enfrentemos esa calamidad que nos espera, estemos en la cumbre del collado, con la vara de Dios en la mano, levantando los brazos al Señor en oración y ruego. Hay bendiciones para el que ora: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (Jeremías 33:3). Si estamos enfrentando una seria dificultad, ¡Oremos!

LA ORACIÓN ES MÁS IMPORTANTE QUE LA LUCHA (17:10-11)

Es muy interesante esta porción de nuestro pasaje, pues nos asegura que la oración es más importante que la misma batalla. La Biblia dice que cuando Moisés alzaba su mano, Israel prevalecía; más cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. En otras palabras, no importaba cuan diestros para la guerra fueran unos y otros; ni con cuánto armamento contaban; ni siquiera si eran valientes o no; lo que determinaba el avance hacia la victoria era la oración. Si Moisés persistía levantando sus manos, lo cual, simboliza la oración, entonces eso ayudaba a Israel para vencer a su oponente.

Yo quiero invitarle a considerar que no interesa tanto lo que haremos en medio de nuestro problema; lo que debe importarnos más es cuánto hemos orado por ello.

La oración es más trascendental que las decisiones que tomemos; que las palabras que usemos; que toda estrategia, habilidad, pericia, táctica, destreza o maniobra que usemos para enfrentar nuestro conflicto.

Recordemos esta historia bíblica: Cuando el sacerdote y escriba Esdras iban a emprender un viaje desde Babilonia hasta Jerusalén llevaba consigo un grande tesoro compuesto de cuantiosas ofrendas que los mismos judíos habían dado para la Casa de Dios. La Biblia dice que era una gran riqueza: "Pesé, pues, en manos de ellos seiscientos cincuenta talentos de plata, y utensilios de plata por cien talentos, y cien talentos de oro; además, veinte tazones de oro de mil dracmas, y dos vasos de bronce bruñido muy bueno, preciados como el oro" (Esdras 8:26-27). Estamos hablando de unas 25 toneladas de plata y unas 3.5 toneladas de oro. Su viaje sería a través del desierto durante unos cuatro meses para recorrer unos 1,500 kilómetros. Lo interesante aquí es que Esdras confió más en la oración para que el Señor protegiera su viaje, que los ejércitos que ponía a su disposición el rey persa. Una escolta militar era más que prudente para realizar tan peligroso viaje, pero Esdras y sus compañeros confiaron plenamente en la provisión de Dios. "... La mano de nuestro Dios es para bien sobre todos los que le buscan..." dijo muy seguro Esdras al rey. ¡Y tenía razón!

¿Estamos dedicando bastante oración a ese problema? Más importante que la gravedad de la cuestión es la intensidad de nuestra oración. Si estamos atravesando por una situación dificultosa ¡Oremos!

LA ORACIÓN DEBE SER SIN CESAR (17:12-16).

La oración debe ser sin cesar, sin parar, sin claudicar, sin renunciar. ¿No nos dice esto mismo la Santa Biblia? "Orad sin cesar" (1 Tesalonicenses 5:17). Y orar sin cesar significa por lo menos tres cosas:

Orar en todo tiempo; (2) Orar todos los días y (3) Orar hasta que venga la respuesta.

Moisés tuvo que tener firmeza en sus brazos hasta que se puso el sol. Hasta que Josué y los ejércitos de Jehová deshicieron a Amalec. Así debe haber firmeza en nuestra oración hasta que obtengamos la victoria tan anhelada.

Así debe ser nuestra oración cuando enfrentemos un problema: Sin cesar, sin detenernos ni siquiera para reunir fuerzas.

Dios le dio la victoria a Israel sobre Amalec. Después de cada victoria, siempre sucederán tres cosas: Se tiene un poderoso testimonio. El enemigo es ahora un enemigo derrotado. Con cada victoria, el pueblo de Dios tiene un motivo más para la gratitud y la adoración.

¡El Señor encamine su corazón a buscar su rostro por medio de la oración! Después de todo, ante una seria dificultad ¿Qué otra cosa mejor podemos hacer? ¡Más que orar! ¡Así sea! ¡Amén!

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