ENSEÑANZAS EN CUANTO A LA FE

05.12.2022

"ENSEÑANZAS EN CUANTO A LA FE"

(MATEO 8:10-13,26)

(POR PASTOR EMILIO BANDT FAVELA)

NUESTRA FE ES LO MÁS GRANDE EN EL ÁMBITO ESPIRITUAL.

  • Nuestro español es un idioma que es hablado por más de cuatrocientos millones de personas en el mundo. Es la segunda lengua hablada en Estados Unidos, que cuenta con varias cadenas de radio y televisión con emisiones totalmente en español; asimismo, y por razones estrictamente económicas, es la lengua que más se estudia como idioma extranjero en los países no hispánicos de América y Europa. Hoy es lengua oficial de la ONU y sus organismos, de la Unión Europea y de otros organismos internacionales. Ha sido incluida como lengua dentro de las grandes autopistas internacionales de la información como Internet, lo que asegura la constante traducción de las innovaciones informáticas, su difusión e intercomunicación.
  • Se hace un tanto difícil aprenderlo porque es una lengua que demanda mucha muy buena ortografía y a veces se batalla para la conjugación de sus verbos. Además posee palabras muy largas como esternocleidomastoideo que es un músculo que conecta el esternón con la clavícula y la parte trasera del cuello.
  • Pero también tiene palabras muy pequeñas, de tan sólo dos letras, como fe.
  • Fe es una de las palabras más breves del mundo del idioma español, pero es la mayor en el mundo espiritual.
  • Y lo es aún más para los cristianos porque nuestra fe está depositada en el Dios Vivo, Verdadero, Todopoderoso, Misericordioso y que además es nuestro Padre.
  • Y lo cierto es que todo nuestro enlace con ÉL es por medio de nuestra fe.
  • Creemos en ÉL sin haberle visto. Vivimos o tratamos de vivir santamente porque creemos que ÉL nos mira y nos juzga. Oramos porque creemos que nos escucha.
  • Todo esto y muchas cosas más son sólo por medio de la fe.
  • Por lo tanto, si nosotros vivimos por la fe, es necesario que examinemos como está nuestra fe, qué tan grande es, que tan fuerte está, ¿Cómo andamos en nuestra fe?
  • Meditemos juntos en cuatro enseñanzas del Señor Jesucristo respecto a la fe.

1º EL SEÑOR JESUCRISTO RECONOCE LA FE. (8:10).

  • El contexto de este pasaje nos habla de un centurión que vino hasta el Señor para rogarle por la sanidad de su siervo que estaba sumamente enfermo. Cuando Jesús dijo que iría a su casa para sanarlo, el centurión le contestó que no porque no era digno de que entrara bajo su techo, pero que sólo dijera la palabra y su siervo sanaría. Él creía que las enfermedades obedecerían la orden del Señor sin chistar así como un soldado obedece los mandatos de su superior.
  • Es cuando nuestro Salvador reconoce la fe de aquel hombre y hace pública su admiración.
  • De hecho, siempre que tuvo oportunidad, nuestro Señor reconoció delante de todos las virtudes de algunos: (1) La veracidad de Natanael: "Cuando Jesús vio a Natanael que se le acercaba, dijo de él: He aquí un verdadero israelita, en quien no hay engaño" (Juan 1:47). (2) La gratitud de un samaritano: "Respondiendo Jesús, dijo: ¿No son diez los que fueron limpiados? Y los nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios sino este extranjero?" (Lucas 17:17-18). (3) La liberalidad de una pobre viuda: "Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento" (Marcos 12:43-44). Y aquí reconoce públicamente la fe de este centurión: "Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe" (Mateo 8:10).
  • ¿Cómo está nuestra fe? ¿Es tan grande que el mismo Señor puede presumirla delante de todos? Si no es así, pidámosla diariamente al Señor en oración.& La Biblia dice que la fe es un regalo de Dios. ÉL nos dará de ella abundantemente.
  • Se dice que en un poblado había una pequeña iglesia que se había reunido para orar para que Dios enviara lluvia ya que tenían varios años de intensa sequía. Todos los hermanos fueron llegando y se sentaban en las bancas. También llegó una viejecita que traía encima un impermeable y un paraguas. Todos se extrañaron al verla. Ella les preguntó ¿Por qué se extrañan? ¿Acaso no hemos venido para orar por lluvia? ¡Eso es tener fe!

2º EL SEÑOR JESUCRISTO RECOMPENSA LA FE. (8:11,13).

  • No sólo con la salvación como enseña el versículo once, sino también con grandes y maravillosas bendiciones aquí en la tierra como dice el versículo trece.
  • El capítulo once de la Epístola a los Hebreos es un himno a la fe de seres humanos como nosotros y es un testimonio de lo que ellos alcanzaron por medio de su fe.
  • Hay muchísimas citas bíblicas donde se da testimonio de una fe poderosa, real, victoriosa, que mueve montañas.
  • Hay muchas promesas de Dios en su Santa Palabra. Preston A. Taylor dice que hay más de treinta y dos mil promesas en la Biblia. ¿Puede usted recordar una de ellas en estos momentos? Todas son nuestras por medio de la fe.
  • Tiene mucha razón nuestro Señor Jesucristo cuando dice: "... Conforme a vuestra fe os sea hecho" (Mateo 9:29).
  • Nuestro Dios sólo está esperando ver nuestra fe en acción para recompensarla.
  • Pero debe ser una fe sincera, genuina. No como la de otra viejecita que debía subir y bajar una pequeña lomita para ir al templo. Un día escuchó al pastor decir que la fe mueve montañas y llegando a su casa hizo oración. Al terminar vio que la loma no se había movido y dijo: "Ya sabía que no se iba a quitar".

3º EL SEÑOR JESUCRISTO RECRIMINA LA FALTA DE FE. (8:12).

  • Cuando el Señor dice aquí los hijos del reino, se refiere a los judíos.
  • El Salvador les está reprochando su falta de fe. Lo cierto es que los israelitas no creyeron en ÉL.
  • Bien dice la Escritura: "A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron" (Juan 1:11).
  • El pueblo hebreo todavía está esperando su Mesías. El Monte de los Olivos está lleno de tumbas de prominentes judíos que están esperando que el Mesías pose sus pies sobre ese monte y ellos quieren ser los primeros en recibirlo.
  • Ellos no creyeron en Jesucristo y por eso, aunque son hijos del reino por ser del pueblo escogido, serán excluidos del reino porque no creyeron en Cristo. La falta de fe en Jesús es igual a perdición y condenación perpetuas.
  • En la historia del pueblo de Dios leemos que ellos no pudieron entrar a la tierra prometida por su incredulidad: "¿Quiénes fueron los que, habiendo oído, le provocaron? ¿No fueron todos los que salieron de Egipto por mano de Moisés? ¿Y con quiénes estuvo él disgustado cuarenta años? ¿No fue con los que pecaron, cuyos cuerpos cayeron en el desierto? ¿Y a quiénes juró que no entrarían en su reposo, sino a aquellos que desobedecieron? Y vemos que no pudieron entrar a causa de

incredulidad" (Hebreos 3:16-19). Observemos que por su incredulidad, al no creer ellos (1) Provocaron. (2) Pecaron. (3) Desobedecieron.

  • Que cuando el Señor Jesucristo venga no nos encuentre faltos de fe.

4º EL SEÑOR JESUCRISTO REPRENDE LA POCA FE. (8:26).

  • ÉL dijo a sus discípulos: "... ¿Por qué teméis, hombres de poca fe?...".
  • Notemos que el Señor no les reprende por su temor, pues al fin y al cabo es un sentimiento muy humano, pero sí les reprocha su fe muy pequeña.
  • Nuestra fe debe ser directamente proporcional al Dios que tenemos. ¿Qué tan grande es nuestro Dios? ¡Pues así de grande debe ser nuestra fe!
  • Se cuenta que un soldado de Alejandro Magno le salvó a éste la vida. En gratitud el conquistador le dijo que fuera con el tesorero y pidiera una cantidad de dinero como recompensa. El soldado fue y pidió una cantidad exorbitante. Al tesorero se le hizo mucho y consultó con Alejandro. Éste dijo que se lo diera pues el pedir eso indicaba la grandeza de su señor. Él pidió una cantidad grande porque pensaba que tenía un señor grande.
  • Así nosotros, si tenemos una confianza grande y pedimos cosas grandes es porque tenemos un Dios muy grande.
  • La poca fe ofende al Señor, afrenta su poder, insulta su infinitud, menoscaba su veracidad y menosprecia su fidelidad para cumplir sus promesas.
  • ¿Cómo es nuestra fe? ¿Es como la que el Señor rechaza? ¿Es como la que el Señor reprende? ¿Es como la que el Señor reconoce y recompensa?
  • Que el Señor encamine su corazón a una fe digna de un Dios tan grande. ¡Así sea! ¡Amén!

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