CUANDO LA ENFERMEDAD LLEGA

17.11.2022

"LA ENFERMEDAD QUE SEA"

(1 REYES 8:37-39)

(POR PASTOR EMILIO BANDT FAVELA)

DIOS SE OCUPA DE LAS ENFERMEDADES

  • Según la etiopatogenia, las enfermedades humanas pueden clasificarse en cuatro grandes grupos: (1) Las enfermedades endógenas que se atribuyen a un desorden o alteración en el mismo paciente. (2) Las enfermedades exógenas que son a causa de agentes externos al paciente. (3) Las enfermedades ambientales y (4) Las enfermedades de etiología multifuncional.
  • Estos cuatro grupos albergan veinticuatro subgrupos que a su vez comprenden un sinnúmero de afecciones de las cuales se han escrito millones de volúmenes.
  • Si hay algo a lo que los seres humanos estamos más propensos es a enfermarnos.
  • Aun los cristianos, con todo y ser hijos de Dios nos enfermamos. Si ustedes me lo permiten les compartiré algunos versículos bíblicos donde se nos dice que algunos hombres de Dios padecieron enfermedades: (1) Jacob (Génesis 48:1); (2) Eliseo (2 Reyes 13:14); (3) Ezequías (2 Reyes 20:1); (4) Daniel (Daniel 8:27); (5) Lázaro

(Juan 11:3); (6) Dorcas (Hechos 9:37); (7) Pablo (Gálatas 4:13); (8) Epafrodito (Filipenses 2:27); (9) Timoteo (1 Timoteo 5:23); (10) Trófimo (2 Timoteo 4:20).

  • Nosotros también, así como ellos, estamos proclives a las enfermedades. Y de hecho en los últimos años un buen número de nuestros hermanos ha enfermado.
  • Pero nosotros tenemos a nuestro Dios quien adoptó un nombre muy singular, puesto por ÉL mismo: Jehová Raphá que significa Dios Sanador (Éxodo 15:26).
  • Así que al Omnipotente Padre Eterno no le importa si nuestra enfermedad es leve o grave, si es pasajera o mortal; Salomón dice aquí "... enfermedad que sea...". Dios tiene la capacidad, la autoridad, la soberanía y el poder para sanarla.
  • En nuestro pasaje, el sabio rey israelita menciona solo unas cuantas enfermedades y dice que si se presenta cualquier plaga o enfermedad que sea, el pueblo de Dios debe hacer cuatro cosas, y a su vez, Dios hará cuatro cosas en respuesta.
  • Meditemos juntos en estos hermosos textos bíblicos que son un refrigerio en medio de nuestros sufrimientos porque nos aseguran que Dios se hace cargo de la enfermedad que sea.

1º CUANDO LLEGA LA ENFERMEDAD CUATRO COSAS HAGAMOS (8:38)

  • 1. Cuando llega la enfermedad oremos. Comienza Salomón: "Toda oración...".
  • Toda bendición del Padre Celestial comienza con la oración.
  • La oración atrae consigo grandes bendiciones. Hay muchísimas promesas de Dios para los que oran. No en vano existen Santas Escrituras que así lo afirman: "Antes que clamen, responderé yo; mientras aún hablan, yo habré oído" (Isaías 65:24).

Otro texto amado dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (Jeremías 33:3).

  • Y es que la oración cambia las cosas. En el versículo treinta y siete el rey Salomón menciona las calamidades más graves que pueden sobrevenir al pueblo de Dios, y todas, sin excepción, tienen su solución en Dios a través de la oración.
  • En Washington, D. C. en la Casa Blanca, está lo que se llama el teléfono rojo o la línea roja, donde se informa al instante al presidente de los EUA o a los miembros de su gabinete de cualquier conflicto que surja en el mundo.

Así nosotros, acudamos a la línea directa que tenemos con nuestro Dios y que es la oración. Hagamos oración, individualmente, en familia, en grupos, en la congregación. Sigamos el ejemplo del rey Ezequías cuando cayó enfermo: "En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: Vé y dí a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años" (Isaías 38:1-5).

  • 2. Cuando llega la enfermedad supliquemos. Continúa Salomón diciendo: "... y toda súplica que hiciere cualquier hombre, o todo tu pueblo Israel...".
  • Hay ocasiones en que uno debe orar, pero hay días en que uno debe suplicar.
  • Creo que estamos en esos días. Necesitamos presentarnos más continuamente delante del trono de la gracia de nuestro Dios. Necesitamos orar con toda oración y ruego, con toda deprecación y súplica en el Espíritu.
  • Nuestro Señor Jesucristo nos enseñó en su precioso Sermón del Monte que hay tres clases de oración: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá" (Mateo 7:7-8).
  • Pedid, se refiere a cuando uno pide por cosas rutinarias como el pan de cada día, la bendición de Dios para ir al trabajo, para ir a la escuela, etc.
  • Buscad es cuando uno pide una guía, una orientación de parte del Señor para tomar alguna decisión, para saber que hacer en un determinado momento.
  • Llamad, significa el llamado angustioso cuando el asunto es muy urgente, como un accidente, una enfermedad muy grave, una cuestión donde sólo el poder de Dios puede sacarnos de nuestra imposibilidad.
  • En medio de nuestras enfermedades supliquemos al Señor. Pasemos más tiempo con ÉL en oración. Hagamos veladas de oración. Multipliquemos la inversión que hacemos en la oración.
  • Cuando nuestro Salvador debía escoger a los doce apóstoles, necesitó la dirección del Padre, por eso, "... pasó toda la noche orando a Dios" (Lucas 6:12).

3. Cuando llega la enfermedad reflexionemos. "... cuando cualquiera sintiere la plaga en su corazón...".

  • En otras palabras, que la situación de tribulación traiga una enseñanza a nuestro espíritu. Nosotros debemos reflexionar no solo en la condición en que estamos, sino más importante aún, las causas por las que estamos allí.
  • Miremos bien nuestros caminos. Es importantísimo reconocer nuestros pecados y humillarnos delante de Dios. Ciertamente la gran mayoría de las enfermedades son para quebrantarnos. Y eso también es bueno, porque "Al corazón contrito y humillado, no despreciarás tú, oh Jehová" (Salmo 51:17).
  • Tenemos el consejo divino a través del sabio Salomón "En el día del bien, goza del bien; y en el día de la adversidad, considera..." (Eclesiastés 7:14).
  • 4. Cuando llega la enfermedad adoremos. Termina el sabio rey: "... y extendiere sus manos a esta casa". En otras palabras, adorare hacia esta casa.
  • Es cierto que en tiempo de adversidad es necesario orar, suplicar y reflexionar, pero además también se debe asistir al templo con mayor fidelidad. Hay bendición cuando el pueblo de Dios se reúne. Ahí está la presencia del Señor. Ahí envía Jehová bendición y vida eterna.
  • Parece que cuando llega la adversidad nos ocupamos tanto en ella que nos olvidamos de asistir a la Casa de Dios. Pero es cuando más nos debemos meter en ella. Si no estamos postrados en cama, acudamos a la Casa de Dios. La Biblia nos cuenta que cuando Isaías se sintió muy triste por la muerte del rey Uzías, lo que hizo fue ir al templo y estando allí Dios le dio tremenda visión de su santidad y de su gloria que cambió totalmente la vida del profeta (Isaías 6:1-8). Así también debemos hacer nosotros cuando tengamos alguna tribulación, ir de inmediato a la Casa de Dios. Hermanos amados, no pasemos por alto la bendición de asistir al templo. Es un lugar elegido por el Señor. Es la casa de oración y es la morada del Altísimo. Aquí en este lugar esta el Nombre Santísimo de nuestro Dios.
  • ¡Cumplamos con estos propósitos divinos en medio de nuestras enfermedades!

2º CUANDO LLEGA LA ENFERMEDAD CUATRO COSAS DIOS HARÁ (8:39)

  • 1. Dios oirá. "Tú oirás en los cielos, en el lugar de tu morada...".
  • Es una promesa del Señor. ÉL oirá nuestras súplicas. Todos los escritores bíblicos tuvieron cuidado de subrayar que Dios es el Dios Vivo que escucha y contesta la oración de sus hijos. Que Dios escucha la oración, también podemos asegurarlo millones de cristianos en todo el mundo que hemos orado, hemos esperado en ÉL y hemos recibido respuesta.
  • En verdad Dios escucha las oraciones. Esta enseñanza ha sido una de mis favoritas desde que me convertí a Cristo. Mi primer sermón que prediqué fue el 21 de junio de 1976 y fue basado en las palabras del salmista "Amo a Jehová pues ha oído mi voz y mis súplicas" (Salmo 116:1).
  • Sí. Cuando llega la enfermedad y oramos, Dios ciertamente oirá desde los cielos.
  • 2. Dios perdonará. "... y perdonarás...".
  • Solo hay un gran obstáculo entre Dios y el hombre: El pecado.

Y este obstáculo, se presenta más en relación con la oración. Dios dice a través de los profetas: "He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar; ni se ha agravado su oído para oír. Pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír" (Isaías 59:1-2).

  • Confesemos a Dios nuestros pecados. ÉL nos oirá y nos perdonará. Tenemos la promesa ciertísima de Dios a través del apóstol Juan: "Si confesamos nuestros pecados, ÉL es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:9).
  • Amados, el perdón de Dios y la sanidad van de la mano: "Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados" (Santiago 5:15).
  • 3. Dios actuará. "... y actuarás...". En otras palabras Dios hará.
  • Una de las más hermosas enseñanzas sobre la oración es aquella que encontramos en los salmos: "Deléitate asimismo en Jehová, Y él te concederá las peticiones de tu corazón. Encomienda a Jehová tu camino, Y confía en él; y él hará" (Salmo 37:4-5).
  • Nuestro Dios no es un Dios de brazos cruzados. No es un Dios renuente, socarrón o apático que se niega a bendecirnos por más que le rogamos. ¡No! Nuestro Dios es un Dios Vivo y Activo que trabaja incansablemente por nuestro bien.
  • Dios es nuestro Dios sanador, ÉL está trabajando ya en nuestra sanidad.
  • Si hay enfermedad en nuestro cuerpo o en el cuerpo de algún ser querido, tenemos que aferrarnos a la gracia de nuestro Dios. Si ÉL ha prometido quitar de nosotros toda enfermedad, ÉL lo cumplirá. Recordemos: "... confía en ÉL; y ÉL hará".
  • 4. Dios dará. "... y darás a cada uno conforme a sus caminos...".
  • Dios mira el corazón. En este pasaje es donde se afirma que Dios es el Único que conoce nuestro corazón.
  • En medio de las enfermedades, afirmemos nuestro corazón para con Dios porque lo primero que ÉL mira es nuestro corazón y lo que hay en él.
  • ¿Qué buscará Dios en nuestro corazón? Dios buscará la fe, el Señor buscará la confianza plena en ÉL. El Padre Celestial buscará la adoración en espíritu y en verdad y la acción de gracias. Cristo buscará el olor grato de la santidad. El Espíritu Santo observará si es un corazón contrito y humillado, y esto lo buscará el Señor mucho antes de mirar nuestra tribulación. Cuando un paciente va a ser intervenido quirúrgicamente, el médico cirujano, antes que otra cosa primero ve el corazón del enfermo. Mi padre fue operado varias veces en su vida y antes de cada cirugía, siempre le revisaron primero su corazón.
  • Así, nuestro Dios antes de intervenir a nuestro favor, examina primero nuestro corazón y entonces nos da conforme a nuestros caminos.
  • ¿Cómo está nuestro corazón delante de Dios? ¿Es un corazón conforme al del Señor de tal manera que está preparado para recibir la bendición necesaria?
  • ¡Que el Señor encamine nuestro corazón a tomarnos fuertemente de sus manos para que ÉL se haga cargo de la enfermedad que sea! ¡Así sea! ¡Amén!

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